vendredi 10 février 2012

¡Sueños de amor!

Esta noche tuve un sueño extraño, en el reencontraba a alguien que es parte de uno de mis mejores recuerdos de juventud, probablemente porque fueron momentos intensos los que viví y los que compartimos un día. Fueron días, semanas y talvez meses de momentos únicos, en el momento no importaban razones si no, simplemente vivir… vivir intensamente lo que ese momento llamábamos ¡sueños de amor!!!

Y bueno, el amor es eso en algún momento de tu vida, fuerza, ímpetu, locura desmedida y algo más. Seguramente más de uno de ustedes ha vivido estos momentos mágicos que la vida nos ofrece.  Y justamente por eso pienso que estos son los instantes, que en algún momento los llamamos sueños de amor, porque son como los sueños, instantes que se quedan guardados en lo profundo de nuestros recuerdos y no importa el tiempo que duraron y hace cuanto tiempo paso, están ahí simplemente.

¡Que momentos! Si cierran los ojos y se permiten un recuerdo, seguramente encontraran uno vivido, quien puede decir que no los ha vivido, nadie,  creo que una vez en la vida todos tuvimos la misma oportunidad, unos vivimos mas intensamente que otros pero igual fueron momentos únicos y son de esos momentos que se guardan en el baúl de los recuerdos.

Recuerdo que en la época en la que viví este “sueño de amor”, lo viví intensamente y creo que es justamente por eso que aun cuando pienso en este momento, soy capaz de transportarme al instante mismo. Fue un buen tiempo, como es cada uno que vivimos, pero estos, donde están mezclados las emociones y los sentimientos son siempre los mejores.

Mismo lugar misma hora, en la plaza al frente de la gran pileta, había un banco donde cada día nos dábamos una cita al final del día. Sin palabras simplemente nos mirábamos a los ojos y decíamos: ¿nos vamos? Y si, textualmente era eso que hacíamos, caminábamos juntos tomados de la mano rumbo al lugar de siempre.  

Y si, luego de subir esa fila de escaleras interminables que nos llevaba a la parte mas alta de la ciudad. Una vez en él, nos sentábamos uno al costado del otro y desde lo alto veíamos la ciudad completa,  seguramente que nos sentíamos dueños del mundo, ahí un día mas, en el que no mediamos tiempo ni espacio, en el que el simple hecho de estar juntos era lo importante.

Apreciar  la belleza de la vida desde nuestro rincón, que más podíamos pedir, ver pasar las horas sentados al borde de ese muro cómplice de mil horas de encanto, estar ahí mirando como las nubes se tornaban de colores para luego transformarse en el fondo oscuro de la noche, un placer inigualable.

Ver como las luces de la ciudad invadían nuestro momento y el ruido del viento nos hacia realizar que el tiempo había pasado sin darnos casi cuenta. Ahí estábamos solos lado a lado, sin decir palabra, solo mirando en la misma dirección, probablemente  con pensamientos diferentes, pero ahí juntos, en el atardecer.

Quien puede decir que no sintió esos cosquilleos en la panza, esa emoción de encontrar el amor en el mismo lugar, cada día, durante días y días. Quien puede decir que no vivió un sueño de amor… yo si y aun lo recuerdo y aun lo siento y aun lo vivo cada vez que lo recuerdo.

La vida esta compuesta de miles de recuerdos, buenos y menos buenos y es un privilegio recordar cada uno de ellos, donde quiera que estés compañero de sueños, gracias por estos momentos que compartimos juntos.


Debemos de dar gracias a la vida  por estos momentos mágicos que nos permite escribir nuestra historia, por esos momentos que nos permite ver que cada instante en nuestra vida puede ser único, como cada noche nuestros sueños.

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